REBELIÓN










Del Libro Casialgo de Marce López Sirer








 

Hay sol y lluvias y plantas y auroras, música y canciones y felicidades también... Esperemos, pacientemente, el fin de no sentir: ... desvanecernos.

Es la implícita orden de la genética impresa en el hombre, que no le deja resignarse y le iza rebelde cubierto de armaduras interiores y espadas hirientes creadoras del dolor.

Resignarse, es castrarse...

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Mientras haya un aliento de fuego, un soplo de fuerza; hay que mantenerse en vilo sin apoyo. Hay que mantenerse erecto, firme y retador más allá de los testículos con esos mismos testículos... Hasta la sublimación.

Cuando se haya perdido esa energía y fuerza de hombre; uno se ha de morir: ya no vale la pena arrastrar decadencias como un asno domesticado, como un guerrero vencido, como un mendigo hara­piento tendiendo la mano maltrecha y temblorosa, a la misericordia, en el portal de cualquier Iglesia.

El dominio de uno mismo es dominio, exalta­ción, poderío y fuerza, energía, impulso, salto, brinco y señorío sobre la propia condición: el gesto nace de una fuerza, pero la parsimoniosa exhibición de un animal en el circo, es vergüenza y humillación: un vómito y un asco.

¡¡¡Yo te maldigo, dolor!!!. Yo maldigo a todas las fuentes del dolor. Yo maldigo y maldigo y las conjuro, desde la esencia de mi hombría, a que sufran, en su propia sustancia, ahora, mañana y siempre, la hiel del dolor.

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Yo las anatemizo con mi propia carcajada...


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