La batalla de Son Corb



per Josep Terrassa Flaquer


   Mentre preparava aquesta col•laboració els nous dirigents de la política autonòmica feien passes per desmantellar la xarxa informativa heretada del passat govern. Em sap greu que retallin informació i que hagin convertit la supressió de la Televisió de Mallorca [M] en una prioritat. El  desenvolupament d’uns mitjans de comunicació propis i amb una gestió democràtica és una qüestió bàsica per encarar el futur.

   Fa 75 anys que els republicans desembarcaren al port de Manacor. Era la matinada del 16 d’agost de 1936. Estaven comandats pel capità Bayo. Es reembarcaren la nit del 3 al 4 de setembre. Aquest fet accelerà la creació d’un règim totalitari iniciat amb el cop d’Estat del 18 de juliol que immediatament anihilà el règim democràtic republicà.

   Un mes després de la revolta dels militars la informació i el llenguatge havien fet un tomb inimaginable. Per demostrar-ho he escollit tres versions del mateix fet: la batalla de Son Corb o de Son Servera. El primer text és la descripció feta per un falangista manacorí, Francesc Ferrari Billoch; el segon correspon al tinent coronel Luís García Ruiz, que dirigia les tropes illenques; la tercera versió és fruit d’investigacions recents adobades amb comentaris que em va fer el meu pare.


Francesc Ferrari (1)

   “Al amanecer, dia 3 de septiembre, estamos ya en pie. Antes de asomar el sol, cuatro potentes cañonazos hacen huir, en loca desbandada, a los pàjaros. Es la señal de ataque. En seguida nuestros aviones de bombardeo van pulverizando, con sus potentes bombas, las posesiones enemigas. A nuestras espaldas perfilan también la punteria cuatro cañoncitos de campaña.

   El fuego era intensísimo. Los aparatos de aviación dejaban ya sus alturas prudenciales y los de caza llegaban a dejarse caer materialmente sobre las fortificaciones del enemigo para ametrallar a los rojos.

   A medida que íbamos avanzando hacia las faldas del monte de Son Corb más impresionante y amenazador se elevaba el gran maciso. Habíamos dejado a nuestras espaldas la línea de tren de Son Servera a Artà. ¡Seríamos unos blancos magníficos para las balas de las hordas rojas!.

  Veíamos el fuego de fusileria del enemigo escaparse por entre el verde boscaje de pinos que cubre el monte, como llamaradas de odio. Pero algo inesperado y sorprendente nos entusiasmó: a la altura de unos veinte metros –sobre el fuego enemigo- veíamos estallar, en el aire, las granadas de nuestra Artilleria. La metralla se desparramaba sobre los rojos y les obligaba a huir. Pronto disminuyó su fuego de fusileria, mientras por la otra ladera veíamos subir, trepando rápidamente por entre los pinos, los banderines del Tercio y los Dragones de la Muerte, de Falange. Seguian otros grupos. Trepaban también las ametralladoras de Infanteria. A medida que las tropas avanzaban nuestros cañones iban adelantando sus tiros, formando una espesa cortina de fuego que iba saltando de 30 en 30 metros ante nuestros soldados. Hasta nosotros llegaban, claros, como una explosión de entusiasmo, los vibrantes gritos de ¡¡Arriba España!!. Las avanzadillas extremas se abrían paso con granadas de mano. Poco después tremoló en la cúspide del monte nuestra gloriosa enseña. La ascensión  había sido rapidísima.

  Nosotros fuimos subiendo al monte para reforzar la posesión recién conquistada al enemigo de España.”.

  (1) FERRARI BILLOCH, Francesc. Mallorca contra los rojos. Manacor, setembre de 1936.





Luís García Ruiz (2)

   Son Corp es una altura de 132 metros, que no obstante su poca altura y situación domina casi todo el campo enemigo y muy particularmente la Punta Amer y su cala Sur, que dista de Son Corp cinco kilómetros, donde se habían establecido y constituido su base de operaciones, las fuerzas rojas.

   Las baterias del 7´5 y 10´5 debían hacer fuego durante una hora, de seis a siete, sobre la cúspide de Son Corp. La Aviación debía bombardear de seis a siete todo el frente enemigo, para despistar, pero con insistencia sobre Son Corp. Mi deseo era que vinieran los tres aparatos de bombardeo de que disponíamos, pero sin que se sepa los motivos, no vino más que uno y dos cazas. Sobre Son Corp, sólo descargaron tres bombas y una quedó sin explosionar.

  A las siete comenzaron su avance, valientes y decididas, las columnas apoyadas por un fuego muy bien ejecutado de las baterias que entonces batían las laderas de Son Corp y a las 7´50 horas, diez minutos antes de lo previsto en la orden, se coronaba dicha altura y flameaba nuestra bandera en varios puntos de la posición, que se conquistó (y esto es uno de mis mayores orgullos), costándonos sólo dos muertos y cinco heridos, cogiéndole al enemigo dos ametralladoras y numerosos fusiles y municiones, viéndose correr a los rojos por la ladera opuesta, a los que se le hicieron muchas bajas.

   Cuando nuestras tropas terminaban la última fase de la operación, aparecieron en aguas de Son Cervera, frente a punta Amer, el Jaime I y el Libertad, los que con su artilleria bombardearon nuestro frente, pero mientras Bayo se daba cuenta de nuestro propósito, mientras los barcos recibían órdenes y se colocaban a distancia para un tiro eficaz, la operación había terminado.”.

  (2)  Informe de García Ruiz sobre la seva actuació com a cap d’operacions. Recollit per Josep Massot i Muntaner. El desembarcament de Bayo a Mallorca. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. Any 1987, pgs 420 a 423.





La versió de Josep Terrasa Servera  

   El 21 d’agost, 41 joves falangistes gabellins comandats pel tinent Llopis foren enviats al front de Son Servera. També hi anaren els carrabiners destinats a Capdepera a les ordres del brigada Vicente Martín Moreno.

   Aleshores l’aviació republicana, formada per uns quants hidros controlava, sense oposició, el front aeri. Per això els nostres falangistes cercaren la protecció del túnel del tren situat al puig de Son Sard, on s’hi refugiaven.

   Des d’aquesta posició, el capvespre del 28 d’agost, observaren l’arribada al front d’un caça italià CR 32 que immediatament entrà en acció inutilitzant quatre hidros republicans amarats a Punta Amer; seguidament perseguí un Savoia 62 que caigué a la mar davant el cap des Pinar.

   El dia 3 de setembre participaren en l’assalt al puig de Son Corb arribant al cim dels primers (3)  . Seguidament, sense oposició, baixaren fins a les cases de la possessió i observaren que era un centre d’avituallament dels republicans. Hi havia una pastera amb la pasta tan tova que vessava per damunt, demostració que feia hores que havien abandonat el lloc. Mentrestant anaven arribant més militars; un soldat, embogit, es llançà a córrer costa per avall i un dels que acabaven d’arribar el confongué amb un republicà, li disparà i el matà. Aquesta seria una de les dues víctimes de què parla en García Ruiz, que observà les maniobres des de les cases de Pula. Poc després el cuirassat Jaume I i el creuer Libertad començaren a llançar canonades sobre Son Corb. 

   En aquest punt també he de contradir en García Ruiz i subscriure el comentari d’Antoni Tugores (4) : “La flota republicana obeïa les ordres, emeses pel Comitè Central de Madrid, de protegir el reembarcament que s’hauria de dur a terme entre aquell horabaixa i la primera nit del 3 al 4 de setembre. Bayo, obligat a abandonar l’operació, per convèncer els milicians de partir cap els vaixells que els esperaven, hagué de recórrer a l’ardit de dir-los que anaven a conquerir Ciutat”.
 
 (3) També en parla una crònica del diari El Dia de 16-9-1936.
 (4)  Manacor. La guerra a casa. Edicions Documenta Balear. Any 2006. Pag 157.

 

Els comentaris finals sobren perquè els textos ja ho diuen tot.