CHICUELO i CORCHAÍTO

Chicuelo, el 24 de maig de 1928, a la plaça de las Ventas de Madrid, realitzà una de les corrides considerada de les més grans de tots els temps. El cronista taurí Federico M. Alcázar feu la ressenya:

“La faena siempre soñada y nunca vista, la obra genial concebida y no lograda hasta esta tarde histórica... Tarde magnífica de toros. La plaza, rebosante. Y el ambiente, saturado de expectación, de interés. Sale el tercer toro. Se llama Corchaíto, es negro, calzón, coletero, marcado con el número 49... Brinda Chicuelo y se dirige al toro, que espera en los medios. Comienza con cuatro naturales estupendos, ligados con un pecho soberbio... Vuelve a ligar –siempre con la izquierda- otros tres naturales soberanos. La plaza es un clamor y el público, enardecido, loco, jalea la inmensa faena... Pero lo grandioso, lo indescriptible, lo que arrebata al público hasta el delirio, es cuando el torero, el torero!, ejecuta cuatro veces el pase en redondo girando sobre los talones en un palmo de terreno... el toro va embebido, prendido, sugestionado, describiendo dos circulos en torno al artista, que permanece inmóvil en el centro...”

Acaba la crònica:

“...Otro pinchazo y otros dos naturales enormes. La plaza parece un volcán... Le conceden las dos orejas y se interrumpe la corrida para que Chicuelo dé dos vueltas al ruedo, entre las aclamaciones delirantes de una mutitud ebria de entusiasmo”.

La lectora espera “en los medios”. Unes passes més enllà té davant seu en De Guindos amb la muleta, tantejant–la, ei toro! ei! Suor freda, espasmes, calfreds, taquicàrdia... un malson.