LA PASIÓN*












Del llibre Casialgo de Marce López Sirer






 

Hoy Cristo ha muerto. Murió hace 1993 años. Murió porque le mataron y le mataron clavado en la cruz.

No fue una muerte rápida. Se la hicieron larga y dolorosa.

Hay que hacerse cargo, por lo menos imagina­riamente. Hay que ponerse en su lugar. Hay que sentirse EL. Hay que intentar sentir toda su tragedia: la tragedia de este hombre; su tragedia humana. Hay que sentirse EL cuando le insultaron, le escarne­cieron, le azotaron, le escupieron, le coronaron de espinas, le rasgaron cabeza y frente con esas espi­nas...

No, no estamos en un recordatorio ligero y casi festivo. Hemos de sentir que esas espinas nos rasgan la carne a nosotros mismos. Hemos de sentir, paso a paso, todo el calvario: desde la humillación hasta la muerte, como si fuésemos nosotros que pasásemos por todos y cada uno de sus PASOS...

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No, no son bromas. No es una cuestión de "empanadas y rubioles"; es algo muy serio, muy transcendente... y, cuando le hicieron llevar la cruz un largo camino, no era sólo el llevar el peso de una cruz maciza y material...

Nos la hemos de cargar físicamente nosotros, sentir el dolor de las aristas cortantes del madero en la carne de nuestro hombro, el largo tablón arrastrado con el otro extremo sobre el suelo irregular, doliendo a cada golpe. Probemos de llevar un tablón en estas condiciones.

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... Pero no es sólo el sufrimiento físico, es que EL transporta, personalmente, los pesados maderos cruzados, sabiendo que son los mismos en los que le han de crucificar, en los que ha de morir torturado por un dolor de horas y horas sin alivio. EL transpor­ta, conscientemente, el objeto que le ha de matar; donde ha de morir...

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Es la más gran humillación, la mayor crueldad y sadismo inferidos a un ser humano por sus matado­res...

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Vedlo pasar, pasemos nosotros mismos entre dos hileras de gentes que contemplan, sin hacer nada para evitarlo, sin mover un dedo para salvarlo; a EL que pasaba por toda aquella tortura para salvar a los demás: para salvar a aquellos mismos que lo contem­plan como un espectáculo: con el morbo de los espectáculos sangrientos.

Y EL los ve, se siente contemplado y, calla y sigue pero, ¿qué piensa?, ¿qué siente en aquellos momentos? y... ¡¡¡.tiene tiempo para pensar!!! ...

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El camino es largo,y va casi desnudo, y va descalzo. Pongámonos en su lugar, en sus circunstan­cias; porque EL, no es un ladrón, no es un asesino, no lleva dentro; en, su conciencia, ni siquiera el consuelo de que está pagando una culpa o un crimen cometido: EL es un inocente... más que éso: EL ha predicado el BIEN para todos; el perdón hasta para los malvados, ayuda para el prójimo, el amor hasta para aquellos que te hacen daño... Y por éso, le matan y EL lo sabe y sabe que no es comprendido... y... los poderes establecidos, le eliminan, y sus amigos le niegan porque tienen miedo. Sólo le queda el consuelo de que sabe por qué lo hace. La suya es una determinación humana que puede más que su propio miedo, y hasta quizás, de su propia duda, en ciertos momentos; como cuando le pide al PADRE que "le evite este trago si es posible" ...

Y luego, ya en lo alto del Gólgota, reproduzca­mos cada momento...: cuando le tienden sobre los tablones, cuando le estiran y descoyuntan..., cuando le punzan con el clavo, ...la carne clavada... el primer martillazo, que hunde el hierro en las entrañas de la mano, que desgarra la carne y quiebra los huesos... ¡éso duele! ...y, la otra mano, ...y un pie sobre el otro pie y el clavo grande herrumbroso y tosco, que se adentra; martillazo tras martillazo, golpe tras golpe, agigantando el dolor de la carne viva...

Vale la pena pensar en ello. Vale la pena imaginarlo, sentirlo, ...Sentir que sus manos y sus pies son los nuestros; los mismos que nos permiten asir los objetos y andar nuestros propios caminos... ¡¡¡a nosotros, no al vecino!!! ...No es de aquel hom­bre lejano, que fue, que existió hace ahora ya tantos años...

Si queremos comprender, hagámoslo nuestro. Vivámoslo lo más posible nosotros, para comprender este Aniversario, y el por qué de estas horas que ahora son liturgia ceremonial... y...

Ya la cruz levantada, ...cuando todo el peso del cuerpo duele en el centro de las heridas, y hace de todo ese cuerpo un inmenso dolor, y la carne se desgarra todavía más...

Cuando en la altura del Gólgota, se levanta más alta la altura de la cruz; desde la cúspide, su mente lúcida, clara; enteras sus facultades mentales... EL siente... EL piensa, escucha y ve... y las horas largas... infinitas... que no pasan... sin una gota de alivio, sin un medicamento que le duerma el dolor; asumiendo crudamente toda la inmensa cantidad de sufrimiento físico, moral y su inmensa soledad humana... y, aún entonces, la ácida punzada de la lanza en el costado, y el vinagre en los labios...

Desde aquella altura de montaña más alta aún sobre la cruz: ...el mundo y el horizonte... ¿qué pensaba? ¿qué sentía? ... ¿por qué? ...

Cuantos hombres, de una u otra forma, como ÉL, han pasado y pasan por Calvarios. Hombres y Mujeres como EL, pero que no son EL ni van toca­dos por el dedo de Dios; casi dos mil años después, pisan, recorren y sufren calvarios... ¿por qué?.

¡Hombres de hoy, recordando este hecho, reflexionemos....!

Conmemoremos la Pasión con el corazón y los sentidos, y reflexionemos...

No, no es una fiesta...: es una Pasión profundamente dolorosamente, actual e incomprendida...

 

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Compartit Per Caty Martinez i Joan Sancho "Jusan"

 




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