El golpe duro, seco, rotundo, contunden­te, impulsado sobre la piedra básica con el mazo pleno de la fuer­za de su inercia y la energía total de la potencia que las masas musculares impul­san, cae demoledor haciendo sordo y  el im­pacto de la piedra sobre la piedra en una diná­mica de fuer­zas liberadas y haciendo saltar chispas íg­neas entre piedra y piedra como el choque de la fuerza con la fuerza.

          En este solo y corto párrafo, pivotando so­bre unos pocos vocablos enlazados, se iza, sobre palabras aisladas que la mente ayunta, todo un compendio expresado con sencillez y dándole, al conjunto, un sentido, la significancia que viste una idea...

          Aquí no importa o no me importa la flora­ción del verbo o la ley aplicada por el gramático.  Con el fondo de una idea prosaica, constru­yo y edifico el fondo de una idea. La idea con la idea...Y, con la intención únicamente, fluye perspi­caz, un conjunto en el que se descubre una inten­ción...

          Esta es la forma con la que, sin leyes ni reglas, me cabe la personal y propia característica de comunicarme.

          Será revolucionaria o será original, acaso defectuosa pero es la propia, la genuina; la que se halla en concordancia con mi forma de decir.

          Si el error, la ignorancia, forman parte del resultado, es ese resultado precisamente con el que concuerda mi expresión escrita. Juzgue quien juzgue, analice quien analice, critique quien criti­que...

          En ello me va la característica de mi forma escrita sin tener en cuenta al oído vecino que, aun­que tenga en cuenta, no me interesa...porque no escribo para los demás : escribo para mí mismo, al margen de cualquier otro juicio...

          Oiga quien oiga, escuche quien escuche, rara o diferente; esta es la verdad de mi decir...

Amb tot l'afecte de Caty Martinez Caldes y Juan Sancho Calafat (Jusan)