"Lo bonito de ser de un pueblo es que tienes un punto de partida, un sitio donde eres alguien especial"
"La vida no es otra cosa que la historia de encuentros, reencuentros y despedidas y esta noche espero que sea un bonito reencuentro".
Qui va dir que Pep Gallego no volia xerrar? Que no en sabia?
Qui va dir que no era ningú, ni d'enlloc?
Idò dissabte passat, el dia del Carme que també es celebra com a patrona, a Leiva, una pedania de Mazarrón (Múrcia), en Pep tengué l'honor de fer el pregó de les festes i ser homenejat allà on va nèxier i on encara conserva les seves arrels. Fou un acte molt emotiu perquè ja se sap, a ca teva és on menys te solen valorar. Però en Pep un migrant il·lustre que arrelà a Capdepera i va fer una ingent feina social a més d'involucrar-se en l'Escolar i la política, ha anat deixant amics per tot on ha passat. I això a la llarga val molt i es reconeix més enllà d'un pregó.
Al pregó, a més d'un recorregut per la seva vida familiar no deixa d'esmentar la família, el futbol i la política que com ell mateix diu "Mazarrón “a más” de tomates también exporta alcaldes". Tampoc hi faltaren els populars trobos murcians que feia son pare i que ell també s'animà a fer. En definitiva, un sentit pregó que emocionà a tota la parròquia. Enhorabona, Pep! Ets un gran embaixador de Capdepera.
És una llàstima que a Capdepera encara no s'hagi estrenat com a pregoner. Ocasions i avinententeses no n'hi falten. Mentres gaudiu d'un preciós pregó que a continuació reproduïm:
Señor alcalde de Mazarrón,
Comisión de Festejos de Leiva,
Distinguidas Autoridades,
Querida Familia,
Queridos Amigos,
Vecinos y Visitantes:
Muy buenas noches.
Mis primeras palabras quiero que sean de agradecimiento a quienes me han invitado, y de disculpas, si no soy capaz de estar a la altura de las circunstancias.
Para la mayoría de ustedes quizás sea un desconocido, mi nombre es José Andrés Gallego Méndez, hijo de Tomás y Juana; Yegüero por parte de padre y Nano por parte de madre.
Nací un 2 de noviembre de 1948, ahí mismo: en los Huertos, como mi hermana Dori.
Mis abuelos paternos vivían en La Gotera y los maternos en la Casa Colorá.
Contando yo pocos meses, nos trasladamos a vivir a La Majá, a la finca De Las Generosas, en la que mi padre fue aparcero.
Mis primeros recuerdos de infancia son para nuestros vecinos, la familia Zabala, y sobre todo me acuerdo de mi María, que con cariño cuidaba de mi cuando mis padres se iban a trabajar. Yo debía ser un culo inquieto, pues cuando María fregaba la casa, ponía una pata de conejo en la puerta para que yo no entrara y le pisara el “fregao”. Y eso que todavía andaba a gatas.
Mi hermana Dori y yo íbamos a la escuela de La Majá, que estaba pegada a la Iglesia. Creo recordar que la maestra se llamaba Doña Nati. Allí hicimos muchos amigos, pero mi compañero de aventuras y del que más me acuerdo es de Andrés Zabala. Cuando teníamos unos cuatro años, una de nuestras andanzas fue jugar a tablear, los dos nos subimos al tablón imitando a los mayores, en una de estas me caí, y me disloqué el hombro. Me llevaron al pueblo y Don Julio, el médico, me lo colocó en su sitio.
Me acuerdo de mucha gente de aquella época: Casto, el barbero, que venía a casa a pelarnos; Fan Fan, muy amigo de mi padre, que me regaló unas bolas de madera, que el mismo había hecho para mí para jugar a los bolos. Como yo era muy blanquico, me llamaba Patas Pelás; recuerdo también a su hermano Vito; a los Rabales que eran y siguen siendo vecinos de Los Huertos.
Las circunstancias de la vida hicieron que nos fuéramos a Mallorca en el año 54. En la isla ya vivían 2 de mis tíos. En Manacor mi tío Diego y su familia y en Sóller mi madrina Catalina con su hijo Antonio, mi padrino, y mi tía Inés.
Nuestra gran familia se esturreó buscando una forma de vida mejor, unos marcharon a Francia (Nimes y Marsella), otros a Valencia (Canals), a Totana, a Cartagena, a Mallorca y algunos se quedaron en Mazarrón. Pero yo, imagino al igual que todos los que tuvimos marchar he llevado prendido en mi corazón los paisajes de los Huertos, la Majá y de todo Mazarrón; buscándolos en los campos y en el mar de Mallorca.
Mis padres se instalaron en Manacor donde mi tío les buscó casa y trabajo. Allí fui a la escuela y a la academia del señor Tasco en la que a los 15 años me vinieron a buscar para empezar a trabajar en la contabilidad y recepción de un hotel de la zona costera de Capdepera, Cala Rajada.
Allí me quedé y me enamoré, no solo del pueblo sino también de Antonia, la que hoy sigue siendo mi mujer. Con ella tuve una hija, Ana María, que lleva el nombre de mi abuela.
Lo bonito de ser de un pueblo es que tienes un punto de partida, un sitio donde eres alguien especial. En las ciudades para los vecinos, eres el sr que vive en el cuarto b y en el trabajo eres el de la camisa de cuadros que trabaja en el departamento de contabilidad. En los pueblos somos únicos y conocidos para los demás.
Nunca he perdido el contacto con este pueblo, mi familia y mi tierra.
Con mis padres veníamos por la Pascua y de una de estas visitas tengo recuerdos imborrables. A mi primo Fernando y a mi nos gustaba andar enredando y en una de estas cogimos el rulo de la era del Jurao y lo tiramos pa' bajo. Imagino que el Jurao no tuvo tan grato recuerdo de esa hazaña.
Me gusta recordar cuando nos encontrábamos con Rogelio del Peñón en la Paloma regentada por Andrés y Lucía. Y me acuerdo de mucha mas gente, pero nombrarlos a todos sería eterno.
Siempre me ha gustado el fútbol. Empecé jugando de pequeñito en Manacor y en Capdepera jugué en el equipo local, El Escolar, implicándome de lleno durante 25 años en los que he sido aparte de jugador, entrenador, directivo y presidente. Tras el fútbol, como no sé estar quieto, decidí dar un paso más y participé activamente en la vida social del pueblo. Fui concejal de cultura, educación y fiestas y terminé siendo alcalde 2 veces, pero siempre he presumido de ser murciano y de Leiva. Mira tú por dónde que Mazarrón “a más” de tomates también exporta alcaldes.
Capdepera es como Mazarrón, tiene puerto, Cala Rajada y su patrona también es la Virgen del Carmen. Luego dicen que las casualidades no existen.
Todos echamos de menos a alguien. Personas que en vida llenaron nuestras almas y que en ella dejaron alguna que otra cicatriz al marcharse. En nuestra familia costó que una herida cicatrizara. Mi padre, mi abuelo, mi tío Pepe… no pudieron sellar esa cicatriz en su corazón hasta hace bien poquito. Mi tío Andrés había desaparecido durante la Guerra Civil y no teníamos noticias suyas. El 20 de abril de 2019 en un emotivo acto pudimos despedirle como se merecía.
Mi tío Andrés finalmente encontró su lugar de descanso. Nuestra familia pudo escribir un nuevo renglón en su memoria tras encontrarle. Fueron años de tristeza, impotencia y desesperanza por no tener noticias suyas. Lo único que sabíamos era que le habían herido en el frente del Ebro y luego nada más. Solo silencio. Nadie decía nada y nadie nos decía nada.
Gracias al tesón de la familia que nunca cesó en su empeño por encontrarle a la búsqueda de mi ahijada Marga y a la maravillosa labor de la Asociación Alumbra Alumbre de memoria histórica de Mazarrón, le localizaron en la fosa común del cementerio del Perelló. Por fin la familia pudo saber dónde se encontraba. Había fallecido con 27 años en el hospital de campaña del ejército republicano el 10 de noviembre de 1938. Así consta en el libro de defunciones n 31 del registro Civil del Perelló.
Los muertos no distinguen de bandos, la guerra es un horror para todos y recuperar nuestra memoria debe servir no solo para dar descanso a los fallecidos sino también para reconciliar a un país que se permita por fin vivir el presente y mirar al futuro sin obviar su pasado.
En 2019 estuvimos en las fiestas de Leiva y mi primo José Tomás me preguntó si querría hacer el pregón del siguiente año coincidiendo con el 90 cumpleaños de mi querido tío Pepe. Dije sí pero la maldita pandemia obligó a cambiar muchos de nuestros planes. Este año José Tomás ha vuelto a pedírmelo y yo, muy honrado y orgulloso he vuelto a decir sí.
Este año celebramos el 90 + 2 cumpleaños de mi tío Pepe y las tan anheladas fiestas. Espero que disfruten de los diferentes actos que la Comisión de festejos ha preparado con más ilusión que nunca. Hay actividades de todo tipo: lúdicas, religiosas y gastronómicas. aunque el calor nos acompañará en estos días, les invito a disfrutar de ellas hasta que el cuerpo aguante.
De estos actos me gustaría destacar la celebración de la procesión de la Virgen del Carmen después de 83 y la muy sentida para mi “cuadrilla de trovos” en la que mi padre Tomás Yegüero seguro que habría participado y se habría sentido como pez en el agua.
Quiero desearle al jurado que tenga buen tino en la elección de las diferentes reinas y míster y que no se olviden ustedes de comprar los boletos para la rifa solidaria.
La vida no es otra cosa que la historia de encuentros, reencuentros y despedidas y esta noche espero que sea un bonito reencuentro. Un reencuentro donde deseo que se destile alegría y buenos recuerdos.
Esta noche tan especial para mí, me siento feliz.
Decía un sabio oriental que la verdadera felicidad está en los ojos de los que te quieren y yo me siento querido.
Es por ello que quiero saludar y tener un recuerdo para toda mi familia, los que están y los que no están.
A mi hermana Dori y a mi ahijada Marga, por querer acompañarme esta noche demostrándome su cariño, a la familia de Los Huertos y en especial a la Tía Rosa, a la Tía Fina y al tío Pepe por querer formar parte de mi vida y hacernos sentir que estamos en casa. Gracias a la que ha sido mi compañera y amiga durante 50 años, mi mujer Antonia, y a mi yerno Vicenç e hija Ana por hacerme sentir tranquilo y darme todo su cariño, su optimismo y comprensión.
Me gustaría leerles y dedicarles unos versos de mi padre:
Cañada honda, Majada
Mes de agosto, día diez
Del año 53
Cuatro líneas abreviadas
Voy a escribir en mi morada
Al reflejo del candil
Antes de irme a dormir
Porque nunca pude ver
Desatendido un deber
Que yo tengo que cumplir.
Y ahora querría dedicar unas rimas a la Virgen del Carmen:
Portad con suavidad
a la Reina de la mar,
cargadores de Leiva,
esa que vais a sacar
es la Virgen marinera
que huele a marisco y a sal,
la que llamaban señora
y capitana, al rezar,
la que apacienta las olas
los días de tempestad,
la que esta tarde de julio
el crepúsculo honrará
colgando nubes del cielo
por los balcones del mar.
Reina de mar y tierra,
protégenos con tu manto
a todos los que esta noche
aquí nos congregamos.
Que los barcos se engalanen,
Llevando a la Virgen bonica,
que las gentes se emocionen
en esta tierra, en Leiva.
A mi virgen del Carmen querida
Solo le quiero pedir
Salud, amor y alegría
Para tos’ los que estamos aquí.
Señor alcalde, familia, amigos, vecinos, la fiesta está pregonada. A partir de ahora solo nos queda disfrutarla.
Vecinos de Leiva amad esta tierra y disfrutad la fiesta!
Viva Leiva, Mazarrón y la virgen del Carmen!