Del libro Casialgo de Marce López Sirer
Supongo que necesito verterme de algo que no sé y hacia alguien que tampoco conozco: se trata de verterme, aflorar y vaciarme.
Tampoco sé lo que quiero decir...
El mundo, está lleno de sol hoy, y de almendros floridos por doquier mi vista alcanza... y plantas vivas y pájaros: todo está ahí como la escena del mundo.
Tantas veces me sentí integrado en el mundo éste, y protagonista en esta escena, y aspiré hondo de esos pétalos hasta sentirlos bien precisos, concretos e incorporados: mi sonrisa volando en todas las ramas, en todo el aire y, yo mismo: ave y color.
La Naturaleza y yo, confundidos, integrados en la misma sustancia: mis ojos hicieron todo cuanto veía, todo era según yo lo hacia.
En esta mañana desvelada, las cosas son por sí solas; son ellas sin mis ojos: no le soy necesario a lo que existe.
Mi vibración tensa y punzante, se ha helado en una serenidad estática y en una quietud de piedra: como si un niño hubiese muerto...
Sin tristezas ni alegrías tampoco: anónimo.
Ni luto ni coronas, simplemente caído, desmadejado e inerte...
Sin motivo... Porque sí, porque era su hora.
Sin testigo: solo.
Nadie me ha traído aquí, ni tampoco yo he venido: ha sucedido mi llegada por sí misma; sin vehículo, sin impulso. Un hecho acontecido sin origen; surgido..
Ni siquiera angustia. Angustia es una vibración negativa, una entidad al otro lado allá del cero, en un reino de tinieblas... pero tampoco es éso: un silencio desolado, absoluto, vacío...
Compartit per Caty Martínez i Joan Sancho -Jusan