Estoy despierto, con un sueño pequeño en el fondo de los ojos. Hay una luna arriba toda clara, recién lavada, colgada en la diluida luminiscencia del cielo.

Me senté en el suelo de la tierra y, la tierra está fresca y está fresco el aire que me hace más despier­to. Veo la Luna tras el ramaje poblado de hojas de un granado, todo cargado de granadas.No hace mucho tiempo, eran florecillas rojas estas granadas; de un rojo escarlata que me punzaba los ojos y ahora, están grandes, preñadas: mujercitas coronadas, que han de hacer niños de granado cada cual. ¿Sabes tú que tienen corona las granadas y que guardan dentro en perlas, el rojo mismo de su flor?

Me admiro de todos estos árboles... Me quedo boquiabierto...¡ ¿Cómo pueden, con los largos dedos de sus humildes raíces, sacarle a la tierra inerte, tanta vida, tanto color, tan azucarada sustancia...?! ¿No ves que le veo, a este silencioso granado, todo espar­cido de ramas, sorbe que sorbe a la inercia de la tierra, haciéndola creación. Hace que hace, día y noche, vida viva desde la tierra muerta?

Yo te daré una granada y le pondré una raíz de rosal en el centro de su vientre rojo... y, le haré estallar una rosa por la diadema de su corona...

Yo te la quiero dar así: granada y flor...

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Compartit per na Caty Martínez i  en Joan Sancho "Jusan"