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Miro, a través de la ventana, el día desapacible, hosco y triste como yo.
...
Veo el árbol de nísperos y también lo veo triste, y en lágrimas de lluvia, lloroso como yo...
Yo lo veo lloroso... pero no lo está... El árbol estará gozoso y vibrante amamantando de savia a tantos hijos que le cuelgan verdes y coloridos de los pezones de sus peciolos..., ya próximos a madurar... Los estará amamantando del azúcar en su savia fuerte y nutricia...
Sí, ...debe ser así...
Mientras, mi corazón está tierno de hallar este ejemplo de silencio en actitud vegetal tan cerca de mí..., tan patente, ...si pienso...
El árbol, no me mira... pero yo lo veo y lo pienso. Le hago humano: le hago gozo y sentimiento desde mi tristeza: mi pacífica tristeza llegada luego de las brusquedades de la ira, la salvaje violencia y el odio irrazonable de tantas horas fatigadas sin sueño, mordidas y reprimidas esperando...
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Esperando no sé qué...
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Quizás no sólo tu regreso, más; quizá, tu franqueza, tu sinceridad o tu decirme la verdad en tu verdad...
Yo hablo, pero ...no me hagáis mucho caso porque ya conocéis de mis defectos: soy un simple ser humano con todas sus consecuencias: sujeto a mis limitaciones, a mis pequeñeces y también, ¿por qué no?, a alguna que otra chispa fugaz de grandeza...
Aceptad, de los seres humanos, lo que son: chispa y barro... y, comprended a quien osa humanizar a los vegetales con su mísera humanidad...
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Compartit per Caty i Joan-Jusan