Llevo la cestilla de mis pupilas llena de flores








Del libro Casialgo de Marce López Sirer




 

 

    Ya no existen en el ámbito de la vista, en la anchura de todos los camposun solo color más de es­tam­bre, sépalo, pétalo, cáliz, que no contenga su gama o su matiz de flor en el cuenco de mis pupi­las. Todos se han mezclado, involunta­rios, en la paleta involuntaria de mi pupi­la abierta y gene­ro­sa.

          Ya no queda más matiz ni más variante ni más posibilidad en la universalidad, para darle cabida al juego de más colores.

          Está completa y variante la cestilla de las pupi­las: Nada más que admitir, nada más que aceptar, nada  más con que solazar el Uni­ver­so de los ojos...

          Nada ya con que trasvasar sonrisas con los colores...

          Doquier los ojos alcanzan, allí está la pince­lada, el matiz, el alegre cántico que, sin canto, le puso la Naturaleza a las, cosas a los seres...

          Cestilla de mis pupilas; vendimia entre los colores: PAN del mundo; ...ya no hay más lejos, no hay más allá....

          No huelen los colores; huelen, sin saberlo, los zumos de las tierras transvertidos, esparcidos des­de la más escondida y capilar de las raíces, del más fino de los tallos hasta la cima más elevada de la vida regalando el hecho imborrable de los aro­mas.         Ya no le queda a  la colección de mis pala­bras prietas en las columnas macizas en ejérci­tos alineados, más lugar, sitio o espacio, que la inven­ción generosa del léxico que pueda vestir el verbo, la palabra el sentido de una frase , el con­cepto que pudiera exponer, fidedigno, la exacta significación de una idea...

          Y no presumo yo del narrar, en el decir cla­ro, transparente, por­que existe sino; porque el conjunto o intento de lograr mi cometido colo­sal, per­ma­ne­ce ocul­to en el conjunto que, al igno­rar, no sé me ocurre o no me sé.

          El abrazo con que quise encerrar mis voca­blos en el ámbito que formaron mis ideas se queda débil y flojo, impotente, ante los haces apretados  o la fuerza del abrazo.

          La idea, la composición de la idea, el conte­nido de la idea, sub­sis­te lozana pero, la energía y el conocimiento falta lo necesario para vestirla, para darle la forma que precisa o la que yo preten­da darle.

          Así, deambulo con las banderillas de fuego sangrantes en el lomo un tanto ido, un tanto des­concertado por el ruedo de las arenas en espera de dar certero con el dardo en el punto céntrico de su diana...

          Mientras espero impaciente, el seso busca, nervioso e inquieto la forma con el que el trazo de mi pluma, logre alcanzar el punto vértice que le dé cuerpo al estallido en que se quede con forma de la crema de mis sustancias íntimas e interiores...

          Podré o no lograrlo; ahora mismo lo ignoro, pero el intento me está latiendo en las sienes y, ese latido lleva, en si mismo, un poderoso  impul­so de ejecución.

          Acaso vendrán después los clarines resonan­do llenando el ámbito de todos los aires...

          ¡ Así deseo; así sea !...

                                                                                     

  Compartit per na Caty Martinez i en Joan Sancho”Jusan”