Amb motiu de la presentació d'"El temps s'esmicola" a la Fundació ONUART


 

Bones tardes / Buenas tardes,

Sr. Presidente de la Fundación ONUART Miguel Angel Moratinos, Sr. Embajador Juan Antonio March, gracias por hacer posible que el Alcalde de un pequeño pueblo de una isla del mediterráneo tenga voz en este fórum internacional.

El que hoy presentamos es una muestra de lo que he pretendido fuera una de las motivaciones del consistorio que presido: la promoción cultural. En este caso, además, vinculado a uno de los temas que también nos ha preocupado poner de relieve durante nuestro gobierno: la recuperación de la memoria histórica. 

Mallorca actualmente constituye un lugar de veraneo para muchos centroeuropeos, actividad que empezó a finales del S.XIX, cuando las corrientes higienistas aconsejaban disfrutar de los baños de mar y sol. Fue entonces cuando en nuestra isla se construyeron los primeros alojamientos, para cubrir estas necesidades y nuestro municipio, que cuenta con una amplia extensión de costa que se abre al norte y al sur, no fue ajeno a dicho fenómeno.

Así pues, cuando en los años 30 -por razones de todos conocidas- empezaron a venir emigrantes centroeuropeos a Mallorca, la isla contaba con una red de establecimientos turísticos que podía albergar -aunque fuera sólo para los primeros días- a los refugiados.

Años después, con el transcurso del tiempo, estos nuevos “cala-rajaders” crearon riqueza y prosperidad en el que hasta entonces era un pequeño pueblo de pescadores. Los habitantes de aquél pequeño puerto entendieron enseguida que sus nuevos vecinos les ayudaban a plantear un nuevo modelo económico y social, practicando una política integradora.

Mientras duró la república, los centroeuropeos contaron con la ayuda tácita de la república, pero al comenazar la guerra civil española el régimen nazi tuvo las puertas abiertas para llevar a cabo su represión, y entonces muchos de ellos se marcharon. Años más tarde algunos de ellos regresaron, ya que habían iniciado un profundo arraigo en nuestro pueblo.

En gran parte, nuestra forma de ser es deudora de aquella política de hospitalidad practicada durante el período antes mencionado, siendo a día de hoy nuestro municipio elegido como destino por muchos turistas además de como segunda residencia para muchos europeos.

 El desarrollo económico de nuestro municipio ha hecho necesaria la incorporación de mano de obra externa, formada al principio por personal procedente de  municipios no costeros de Mallorca y después de personal de zonas deprimidas del resto del estado español y, en los últimos años, de países latinoamericanos y este de Europa.

En definitiva, el proyecto que hoy presentamos constituye de alguna forma la historia de la fundación de Capdepera y de la zona turística de Cala Rajada como pueblo moderno.